Cultura

Nov 26, 2017 15:10:39       265        0

Ilumina publicación sobre cultura prehispánica de la Huasteca

* Se trata de la última aportación del arqueólogo Ángel García Cook México, 26 Nov (Notimex).- Del investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Ángel García Cook (1937-2017), acaba de ser publicada su última investigación arqueológica, “Figurillas del Formativo de la planicie costera del noreste de México”, sobre la región Huasteca. La publicación, que incluye una tipología de más de seis mil figurillas halladas en la cuenca baja del Pánuco, establece siete fases culturales del Periodo Formativo en la región de la Huasteca, en el que hubo más de 900 años de ocupación, explicó en un comunicado el INAH. Detalló que el volumen, publicado por el INAH, aborda dos investigaciones realizadas por García Cook y la arqueóloga Beatriz Leonor Merino Carrión (1950-2002) durante las décadas de los años 70 y 80 del siglo pasado: los proyectos Arqueológico Huasteca y el de Definición del Formativo en la Cuenca Baja del Pánuco. Recordó que el primero se trató de un programa de salvamento arqueológico en el cual se registraron más de 500 sitios, mientras que el segundo dedicó cuatro temporadas de excavaciones al sitio HV-24 o Altamirano. Expuso que en ambos trabajos se hallaron más de seis mil piezas con representaciones de animales y humanos, así como de prácticas y creencias religiosas, y de actividades cotidianas, rasgos físicos y culturales, todo ello clasificado por los autores para iluminar sobre esta cultura prehispánica. La secuencia de los autores se basó en 40 fechamientos por carbono 14 de material proveniente de algunos pozos de sondeo realizados en Altamirano, al norte de Veracruz, y quedó en siete fases, refirió el instituto. Dichas etapas son Chajil (1700 a.C. a 1400 a.C.); Pujal (1400 a. C. a 1150 a.C.); Chacas (1150 a.C. a 900 a.C.); Tampaón (900 a.C. a 650 a.C.); Tantuán I (650 a.C. a 350 a.C); Tantuán II (350 a.C. a 100 a.C); y Tantuán III (100 a.C. al 200 d.C.), referentes para los estudiosos de la región. Sobre las más de seis mil figurillas halladas en la región, el INAH precisó que la mayoría fueron halladas en contextos sellados y otras en recorridos de superficie, y del total, más de cinco cinco mil fueron descubiertas en el noreste del asentamiento Altamirano, entre 1978 y 1981. Estas últimas pertenecían al ámbito doméstico de una sociedad primitiva, una casa habitación en la que se hallaron 34 entierros humanos y tres de cánidos, así como una serie de objetos cerámicos, resaltó al acotar que de las mismas falta todavía mucha investigación. Las figurillas fueron clasificadas en 55 grupo de acuerdo con sus características físicas, 27 de las cuales no se tenían antecedentes en los registros arqueológicos de la Huasteca, por lo que el maestro García Cook creó una nomenclatura relacionada con la flora y la fauna de la región. “Las figurillas de barro tienen siete centímetros de alto con características zoomorfas, antropomorfas, representaciones de deidades y bultos mortuorios. En ese vasto universo también se hallaron figurillas con modificaciones craneales, mutilación dental, representación de escarificaciones, así como pintura corporal", anotó. Su estudio identificó dos tradiciones o técnicas de fabricación desde el inicio de la vida sedentaria en la región, es decir año 1700 a.C.: “una caracterizada por las figurillas de pasta fina, muy bien definidas, que presentan pintura roja, amarilla, azul y negra, la cual provenía posiblemente del suroeste de Estados Unidos debido a su semejanza con las figuras conocidas como kachinas, abundantes en esta región. “La otra técnica tiene características más burdas que, al parecer, provenía del sur y sureste de México, cuyos rasgos negroides tienen que ver con la tradición olmeca de la Costa del Golfo”, abundó al acotar que ambas coincidieron en el tiempo y espacio, lo que habla del flujo constante de gente que se registraba. El 70 por ciento de las figurillas es femenino y son piezas desnudas con abundantes tocados. Al respecto la arqueóloga Denise Gómez Santiago, quien trabajó al lado de García Cook en la clasificación y también en la edición del libro, recordó que en la región existía un matriarcado.
NTX/RML