Cultura

Nov 24, 2017 15:36:51       170        0

Los restos de Pompeya revelan sus secretos en exposición en Bruselas

Por Márcia Bizzotto. Corresponsal Bruselas, 24 Nov (Notimex).– Una exposición sobre Pompeya, la ciudad fijada en el tiempo por la erupción del Vesubio en el año 79, permitirá explorar los conocimientos científicos de sus habitantes, además de mostrar cómo era la vida corriente de una localidad romana. Las ruinas calcinadas de Pompeya empezaron a ser exploradas arqueológicamente en 1748, fueron declaradas patrimonio de la humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 1997 y atraen todos los años a miles de turistas a Italia. Una exposición que se inaugura este fin de semana en Bruselas invita a ir más allá de las imágenes de personas petrificadas y las escenas de vidas paralizadas y comprender hasta dónde llegaban los conocimientos científicos de los habitantes de Pompeya. “Cuando uno va a un museo, admira las obras desde un punto de vista estético, su belleza, calidad. Pero no se piensa en conocimiento científico. Aquí hemos querido sacar respuestas de los objetos”, explicó a Notimex Giovani di Pasquale, director científico de “Pompeii, la Ciudad Inmortal”. La elección de utilizar el nombre de Pompeya en latín en el título de la muestra revela la ambición de fidelidad histórica de los organizadores, el grupo belga Tempora y el italiano Civita, que trabajaron en cooperación con el Museo de Europa. Para lograr su objetivo, los organizadores mezclaron piezas arqueológicas, tecnología 3D, reconstrucción, video y literatura. Al inicio del recorrido, un video sitúa al visitante en el momento de la erupción del Vesubio: se ve el suelo temblar por el sismo que precedió al desastre, los vecinos sorprendidos en sus tareas cotidianas por las casas que se hundían y las piedras escupidas por el volcán. Y luego, cuando algunos empezaban a retomar sus quehaceres, las cenizas y la nube ardiente que causó la muerte instantánea de las cerca de 15 mil personas que se estima vivían en la ciudad en aquel entonces. Tras esa vívida reconstrucción, el visitante se introduce en la vida de Pompeya antes del desastre, guiado por un audio con las voces de los miembros de una familia local ficticia, creada con base en aspectos históricos confirmados. Los personajes explican su día a día y presentan un centenar de objetos originales, a través de los cuales el público descubre los conocimientos científicos de la época y el ingenio del pueblo en su vida cotidiana y en las labores de reconstrucción de la ciudad, que ya había sido destruida por un sismo en el año 62. Como grandes constructores, los romanos inventaron sistemas precisos para medir tiempo y distancia, crearon grúas y otras máquinas para facilitar la reconstrucción de la ciudad, además de desarrollar las técnicas de vidrio soplado. Una bañera en cobre revela que los habitantes de Pompeya no se bañaban sólo en las termas públicas, sino que algunos nobles tenían la posibilidad de hacerlo en privado. Un complejo sistema de canalización y de calefacción abastecían la ciudad. Los objetos, recuperados en Pompeya y prestados para la ocasión por el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, también permiten entender las técnicas empleadas para cultivar las viñas, los olivares y el trigo, así como para producir vino, aceite y harina. También hay indicios que muestran que en Pompeya se realizaban ya cirugías de catarata y se trataban fracturas y problemas dentarios. Algunas telas rescatadas de las ruinas en perfecto estado ofrecen un testimonio de la naturaleza de la región y también son muestra de que los romanos criaban animales domésticos. “Los habitantes de Pompeya tenían mucho conocimiento científico. Con esos soportes (que propone la exposición) queda más fácil entenderlo”, considera Di Pasquale. En el centro de la exposición reposa lo que expertos acreditan como el cráneo de Plínio el Viejo, autor de “Naturalis Historia”, enciclopedia de historia natural considerada una de las mayores obras individuales del Imperio Romano. Tan pronto tuvo noticias de la erupción del Vesubio, Plínio, científico, escritor y jefe militar, viajó a Pompeya para estudiar de cerca el fenómeno y tratar de ayudar a salvar vidas, pero acabó perdiendo la suya por el humo tóxico. “Lo que ocurrió con Pompeya fue una catástrofe para sus habitantes, pero una suerte para posteriores generaciones de estudiosos, aventureros y curiosos. Es un formidable conservatorio de historia romana”, señaló Elie Barvani, director científico del Museo de Europa, en Bruselas. El objetivo de los organizadores es exportar “Pompeii, la Ciudad Inmortal” a otros países. Las negociaciones ya están en curso con un museo estadunidense, mientras que algunos de Europa también manifestaron interés.
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